mercoledì 19 settembre 2012

Guernica - Pablo Picasso | Manifesto antifascista

“En la pintura mural en la que estoy trabajando, y que titularé “Guernica”, y en todas mis últimas obras expreso claramente mi repulsión hacia la casta militar, que ha sumido España en un océano de dolor y muerte.”
Pablo Picasso

Guernica, la monumental pintura de Pablo Picasso, es un testimonio de el siglo XX, de los horrores de la guerra y del dolor humano que ésta provoca. Fue pintada bajo el efecto de las noticias acerca del espantoso bombardeo de la histórica ciudad de Guernica, en Vizcaya, el 26 de abril de 1937. Ese día las fuerzas aéreas alemanas destruyeron en pocas horas la pequeña ciudad con el objetivo de apoyar al general Franco en su lucha contra el gobierno republicano legalmente constituido.
Desde su destrucción y gracias al célebre cuadro de Picasso, Guernica se convirtió en el símbolo de la brutalidad de la guerra civil. El artista apoyó al gobierno republicano desde el primer momento de la contienda y, a principios de 1937, éste encargó al artista la realización de una pintura mural para el pabellón español de la Exposición Universal de París, que debía celebrarse en el mes de julio. La noticia del espantoso bombardeo le inspiró el tema, y Picasso expresó la conmoción que sentía en una obra espectacular, realizada en pocas semanas, entre el 1 de mayo y el 4 de junio. El Guernica se ha convertido en un cuadro elemental sobre la destrucción de vidas humanas y la civilización, en el que Picasso empleó símbolos universales que expresan el indecible dolor y sufrimiento de las personas.
El cuadro carece de color. El gris, el negro y el blanco acentúan la atmósfera irremisiblemente aciaga de la escena, de la que no se sabe si se desarrolla en un espacio cerrado o al aire libre, de día o de noche. Las figuras del cuadro se desploman y gritan con movimientos dramáticos y gestos intensos. Todos son víctimas, tanto hombres como animales: en el margen izquierdo se puede ver a una madre con su hijo muerto en brazos y sobre ella un toro que brama; delante se encuentra la figura destrozada de un soldado muerto, de cuya espada partida nace una flor. A la derecha, una mujer se inclina pidiendo auxilio; sobre ella hay un personaje que tiende una luz en la oscuridad y, en el extremo, una figura desesperada con los brazos extendidos hacia arriba pone fin al cuadro. En el centro del mismo se halla un caballo encabritado  sobre cuya cabeza brilla una especie de lámpara en forma de ojo que encierra una bombilla. ¿Se trata del ojo divino o de una metáfora de la bomba destructiva?
Picasso profundizó en los recursos estilísticos y los motivos que había ido perfeccionando en los años anteriores, haciendo uso de la diversidad de formas cubista, de las exageraciones de tamaño surrealistas y de una perspectiva simultánea de las figuras. Es las primera vez que Picasso emplea sin tapujos el lenguaje de los dibujos infantiles con sus formas y signos simplificados. Imágenes planas alternan con vistas frontales y de perfil, trazos de color se superponen a los contornos de las figuras y, sin embargo, todo ello tiene la clara intención de reflejar el miedo, el sufrimiento y el dolor mediante gestos comprensibles y formas de expresión existenciales para llegar a la conciencia del espectador. Muy pocas veces las atrocidades de la guerra han sido expresadas en un cuadro de forma tan directa como en el Guernica. El resultado es una imagen del horror y la violencia contra los hombres y los animales.

Guernica, Pablo Picasso